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Improntas Del Santuario De Simaris [Traducidas] (Ultima: Guardia)


chofranc
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Hola a todos desde hace poco me puse a traducir las improntas del santuario de simaris ya que me gusta mucho la historia de warframe y muchas veces se nos escapan algunas palabras cuando no sabemos mucho del inglés o simplemente algunos les da pereza escanear los 10 objetivos para desbloquear su historia o también entrar al juego para poder leerlas, así que aquí van algunas de las que he traducido.

 

Lancero grineer

Aplastar cosas es música.

 
PFFT, CRACK.
 
La clavija de mi máquina golpea con fuerza la roca en frente de mí. Unos pequeños escombros se desmoronan del muro de roca y ruedan hacia mis botas. Veo pequeños destellos en los escombros. Me gusta cuando brilla, significa que estoy sirviendo bien. Empujo mi pala en ellos, su hoja de plasma corta limpiamente a través de los pedazos. Está vibrando así que enciendo su inductor y los pequeños pedazos brillantes se pegan a ella. Luego los arrojo sobre el clasificador y me preparo para dar el siguiente golpe. 
 
PFFT, CRACK.
 
Más escombros, más destellos. Este es un buen día. Todos nosotros, excavando al ritmo de las máquinas. Solo le queda una fracción de ciclos a esta roca, días en realidad. Aunque sigo pensando: ¿Cómo será la siguiente roca?
 
PFFT, CRACK.
 
Terminus exterior tiene muchas rocas. Buenas rocas, me gusta aquí. Continúo excavando y luego me preparo para el siguiente golpe.
 
PFFT…
 
Las máquinas se detienen y todo se vuelve oscuro. ¿Por qué pararon las máquinas? ¿Por qué está oscuro? Una voz resuena por todas partes, un susurro estruendoso:
 
“SIMPLEMENTE MOLDEADOS”
 
Las rocas se agitan como nunca. Cae grava hacia la oscuridad. Me asfixio en el polvo y lucho por mantener el balance sobre el suelo movedizo. La voz truena otra vez. Está en el aire. Está en las rocas. Está en mi cabeza.
 
“SIMPLEMENTE FORMADOS ELLOS SON LLAMADOS”
 
Mis oídos suenan como sirenas. Luego escucho un nuevo golpe, viene desde abajo del túnel. No es un golpe rítmico como golpear las rocas, no es música, es cualquier otra cosa y no me gusta. Hay otras voces también, voces que gritan. Me hacen pensar a la forma en la que gritamos cuando ocurre un accidente, cuando uno de nosotros queda atorado en un clasificador. Hay muchos gritos. La voz se oye más fuerte.
 
“NO TENÍAN MADRE”
 
Fuera de la oscuridad una nueva luz ronda por una esquina distante y alumbra el túnel hacia abajo. Nuestras luces no son como esto. Es parte de algo más grande y se mueve salvajemente. ¿Corriendo? Sí, corriendo a través de nuestras líneas. Nuestras máquinas vuelan y luego se estrellan contra el suelo. Los mineros golpeados y aplastados en pedazos pequeños. Estoy asustado.
 
Estoy enojado. ¿Por qué ocurre? ¿Son los orokin? No, nosotros servimos a los orokin. Los orokin son dorados. Esto es algo más. Tomé mi pala.
 
“NO TENÍAN PADRE”
 
La luz está cerca ahora. Me pongo en posición y sujeto con fuerza mi pala como cuando pico mineral. La luz envía una máquina voladora hacia mí. Salto pero soy muy lento. Se estrella contra mi pecho y clava mis pies al suelo. Trato de respirar pero no puedo. Miro hacia arriba y veo que  la luz se aproxima hacia mí. Levanto mi pala justo antes de que me pisotee. Se oye un tintineo. La luz queda atrapada con la hoja de mi pala, forzando a la pala a caer fuertemente contra el suelo duro. La luz explota bajo su propia fuerza. Todo está oscuro.
 
Por un momento hubo silencio. Tiro de mi pala pero está encajada entre el suelo y esa cosa. Entonces, la pala vibra como cuando golpeo una veta de mineral brillante, sin pensarlo, enciendo el inductor de la pala. La voz grita. Todo se agita. Me gusta sentir este grito, no sé por qué. Hice todo lo que estaba a mi disposición para introducir la pala más adentro. La cosa comienza a retirarse. Puedo sentirla como corre. Está escapando.
 
Todo está en calma otra vez, así que cerré mis ojos.
 
***
 
“Por aquí. Encontré uno,” un dolor inmenso recorre mi pecho, mi ojos a medio abrir. Hay una luz, trato de quitarme pero no puedo moverme. La luz grita, “Rápido, él no durará mucho.”
 
Trato de hablar, pero una nueva voz habla en mi lugar, “No importa, si pudo sobrevivir a eso, entonces ellos querrán su muestra para el siguiente lote.”
 
Ellos me están levantando sobre algo. Puedo captar un deslumbrante brillo dorado.
 
“Esto es una mala idea. Quiero decir, ¿Confiarías en un soldado grineer?” La figura introduce algo en mi brazo y quiero dormir de nuevo.
 
La nueva voz ríe, “¿Acaso tenemos otra opción?”

 

Anti MOA

“¿Cuánto tiempo vas a jugar con esa cosa?” Pregunta mi padre.

 
Él es quien siempre habla. Pero desde que entramos a este cinturón de basura, todo lo que ha hecho es solo teclear en la consola. Todo este tiempo el solo estuvo allí sentado, con los ojos puestos en el radar, dedos sucios tecleando como si estuvieran golpeando unos tambores entonando algún tipo de melodía maníaca sin estructura o ritmo alguno.
 
Yo lo ignoro y trato de regresar a mi trabajo con el robot. Los sonidos de tecleo de mi padre son más rápidos e intensos. ¿Está tratando de captar mi atención? No puedo concentrarme.
 
“Dime de nuevo ¿Por qué no vamos a toda velocidad por espacio abierto? Sería mejor irnos por el riel y aprovechar su fuerza de empuje,” Yo le pregunto.
 
“Porque eso es lo que solíamos hacer,” él está molesto pero en este momento no me importa. Nuestro convoy de transportadores se ha escondido a través de este cinturón de basura por días, en la pantalla solo se ve un desfile de rocas y basura sin fin.
 
“Podríamos haber tomado la opción del riel hace mucho,” Yo le comento.
 
“Tal vez,” él se encoge de hombros.
 
“¿Y por qué no puedo ir en la nave de Umpal?”
 
“¿Esto de nuevo?” él se da la vuelta, “sabes por qué.”
 
Umpal es mi mejor y único amigo, no había muchos jóvenes en nuestro grupo y Umpal es el más cercano a mi edad. Para ser honesto, él era la única persona que había conocido de mi edad. Él estaba en otro transportador, dijeron que era por razones de seguridad.
 
Estábamos en una misión de comercio, mi primera vez fuera de nuestro nodo. Estos viajes eran peligrosos pero mi padre me dijo que era esencial que aprendiera el negocio. El convoy completo iba cargado con objetos que habíamos obtenido a través de comercios locales durante meses. No eran más que restos, con algo de ferrita esparcida entre los diferentes transportadores. Había rumores que en el transportador de Umpal podrían incluso llevar algo de rubedo en el compartimiento de carga. Nos dirigimos hacia otra colonia de sobrevivientes en unos nodos cercanos. Ellos tenían otros recursos raros pero más importante, estaban lo suficientemente cerca de un sol para hacer crecer comida y era ese el objetivo de esta misión en realidad.
 
Antes de que partiéramos, Umpal y yo dibujamos unos circuitos para ver quien se llevaba al robot que estábamos construyendo. Yo gané. Eran restos y piezas recogidas hechas con tecnología Orokin que estaban pobremente unidas pero era un robot y podía caminar, mi padre no pensaba mucho en él pero estaba orgulloso. Esperaba poder cambiarlo por partes raras cuando llegáramos a la colonia, suficientes partes para construir un segundo caminante más grande. Tal vez uno que pudiera cargar un cañón de calibre pesado.
 
“¿Esto se parece a algo que recuerdes de la era Orokin?” Le pregunto en un intento fútil para romper la tensión.
 
“Esa cosa, sí, teníamos unos que caminaban en dos patas como eso, pero…” sus dedos dejaron de teclear y se tomó el tiempo para mirar al robot antes de continuar, “pero… ellos eran diferentes.”
 
“¿Los extrañas?” Le pregunto.
 
“¿Qué?” El me responde.
 
“Ya sabes, al imperio.”
 
“No pienso en eso.” Él se vuelve a teclear en la consola de navegación.
 
“¿Qué hay de tus corpus, tampoco los extrañas? ¿Padre?” Yo le contesto.
 
“Los orokin no tenían padres como tú, eran hechos de forma diferente en ese entonces.” Él respira profundo y se da la vuelta para mirarme. “Escucha, los corpus que me pusieron en el rango que estoy ahora están muertos, ¿Sabes por qué?”
 
“¿Por la plaga?” Yo le respondo.
 
“Porque no podían olvidar el pasado. Yo sobreviví porque me preocupe de dos cosas, en el presente y en el mañana. Esa es la única razón del porque estoy vivo. Esa es la única razón de tu existencia. Si quieres recordar algo, recuerda eso.”
 
“Sí, de acuerdo.” Me encojo de hombros. Él ya me había dado este discurso antes, aprendí de la forma difícil que no tengo que llevar las cosas más lejos cuando él se pone así. Así que volví a trabajar en mi robot.
 
Después de unos minutos de silencio lo escuche exhalar, “Mira, nos estamos acercando al riel. Cuando nos peguemos al riel puedes subirte a la nave de Umpal, Ok.”
 
Yo asiento y sonrió, “Ok”
 
Las siguientes pocas horas pasaron muy rápido.
 
A medida que nos acercabamos al riel, la densidad de los obstáculos en el cinturón aumentaba. El módulo de navegación de la nave indicaba corrección de curso tras corrección de curso a medida que evadíamos los escombros. Miraba como los demás transportadores hacían lo mismo. Nuestro progreso se hizo más lento pero mi padre decía que evitar ser detectados valía la pena.
 
Yo estaba tratando de establecer una conexión profunda en la cavidad del chasis del robot cuando las alarmas sonaron. Las luces del radar se encendieron y parpadearon. Mire para darme cuenta que el otro transportador estaba virando fuera de nuestro curso, segundos después algo se estrelló contra su casco. Hubo unos destellos azules de electricidad y su nave se apagó. Luego dos estallidos y destellos más, estos eran cápsulas interceptoras, una trampa grineer.
 
Mi padre se apresuró y comenzó a darle instrucciones a nuestro sistema de navegación. “Máximo poder, sácanos del cinturón.”
 
“Esa es la nave de Umpal la que están abordando…”
 
Su expresión facial cambió a un ceño fruncido, “Sí, lo es.”
 
“Lo van a matar. Tenemos que hacer algo.” Yo le implore.
 
“Seguiremos el curso. No pueden tomarnos a todos.” Casi no pude escuchar lo que dijo con sus dientes apretados.
 
“Umpal es corpus como nosotros, no podemos abandonarlo.” Le dije gritándole.
 
“No tenemos opción, esa es la forma en la que sobrevivimos.” Él me responde con un tono de voz muy alto.
 
“¿Qué pasaría si fuésemos nosotros? No querrías que ellos nos…”
 
El golpea con fuerza la consola de navegación con ambos puños, “¿Qué vas a hacer entonces? ¿Luchar contra esos grineer con tu Moa?”
 
Mire hacia abajo al robot, un desastre de partes y circuitos que apenas podían caminar, que ni siquiera podía disparar. Ninguno de los dos dijo una palabra. Desde la pantalla, mire como la ya decadente nave de Umpal, ahora estaba abordada por los grineer, la veía más y más lejana encogiéndose hacia la oscuridad.

 

Eviscerador árido

La expresión en las caras de los sobrevivientes, todos listos para la evacuación, ellos estaban pasmados y confundidos cuando las puertas del elevador se cerraron en frente de ellos.

 
Bajamos al sonar del zumbido del elevador volando a través de la torre. Me gire y le sonreí a Avantus, “Comencé a pensar que los traerías a todos con nosotros.”
 
“Tonterías, Bilsa, eso simplemente no es viable.” Respondió Avantus. “Sabes que necesitamos encontrar seguridad y restablecer el congreso de los ejecutores, no tenemos tiempo para una misión de rescate. Además, esas personas conocen su lugar y solo están cumpliendo con su deber. Me encargare de que sean honrados cuando nuestro imperio Orokin regrese a su gloria.”
 
Estábamos a salvo por el momento. Cuando la infestación tomó control total de la torre y ocurrió el cierre. El estatus de la ejecutora Avantus significaba que ella, y por extensión yo, éramos los pocos que podíamos movernos libremente por esta inmensa instalación.
 
Cuando el elevador comenzó a desacelerar yo tomé el control para mantener las puertas cerradas. Hemos escuchado durante lo que pareció una eternidad, “¿Escucha algo?” Le pregunté.
 
“No, tampoco huelo nada, vamos,” dijo Avantus levantando su pistola. Las puertas se abrieron hacia una sala oscura. La luz del elevador iluminó a unas figuras dispersas pero no eran infestados, aún estábamos vivas.
 
“Tú. Paso al frente.” Avantus ordenó y salió de las sombras con varias figuras fornidas.
 
“¡Soldados grineer!” Dije con una voz de excitación casi infantil a medida que otros se les unían.
 
“Trabajadores grineer, inservibles para nuestra situación actual,” dijo Avantus. A pesar de todo, ella seguía viéndose gloriosa con su syandana dorada y sus insignias reales.
 
“¿Acaso no les han enseñado el protocolo?” Yo grité, “Están ante un ejecutor.” Los trabajadores se miraron las caras y otros quedaron perplejos, entonces el más grande se arrodillo frente a nosotros e hizo una reverencia. Uno tras otro, los grineer le siguieron.
 
Avantus sacudió su cabeza en incredulidad y fue a encender las luces cercanas a una consola. Estábamos en el taller mecánico. Herramientas en cajas cerca de los muros y cajas de suministros al final de la sala.
 
“Ese precepto dice que el hangar está junto al siguiente salón,” Avantus rodeó al grineer todavía de rodillas y fue hacia las puertas traseras.
 
“¡No, alto!” protesto el grineer grande, “Peligro.” Continuamos caminando pero nos detuvimos cuando nos acercamos a la puerta, esta se sacudió y se escuchaban garras rasgando la puerta.
 
“Esos imbéciles,” Maldijo Avantus. “Dijeron que este sector no estaba comprometido.”
 
“No suenan como si fueran muchos. ¿Quizás podamos luchar?” Le pregunté.
 
“¿Qué? ¿Solo nosotras dos, con pistolas y sin corruptos?” Respondió ella.
 
“Qué tal si…” Mire a los trabajadores grineer.
 
“¿Sin armas? No hay muchos señuelos.” Dijo ella.
 
Nos quedamos en silencio hasta que uno de los grineer, el grande, corrió hacia las cajas de herramientas cerca de la pared y trato de abrirla.
 
Avantus notó esto y puso sus manos sobre una consola cercana para abrir las cajas.
 
El resto de los trabajadores grineer se apresuraron y tomaron las grandes sierras y cortadoras de plasma. Luego se pusieron equipo de seguridad como si fuera una armadura.
 
“Ya veo, siempre queriendo cortar cosas,” dijo Avantus al trabajador.
 
El grande asintió y sonrió. ¿Él tenía alguna idea sobre qué le harían esas cosas?
 
Se pusieron hombro con hombro junto a la puerta, mientras que nosotros nos quedamos atrás con un par más a nuestro lado. Los infestados golpeaban y aullaban, podían sentirnos. Su hedor entraba por la puerta y atacaba nuestras fosas nasales.
 
Avantus me miro, “Bilsa, no hace falta decir nada, no compartiremos esa nave con tipos como estos.”
 
Mire a su alrededor, ¿Por qué diría eso enfrente de ellos?
 
“Mira, ellos no comprenden.” Ella rió. “Ellos son felices con hacer el trabajo para el que nacieron, solo que ahora tienen que cortar carne infestadas en vez de restos de metal.” Mire a los grineer, no parecían perturbados.
 
“Grineer… ¡Trabajen!” Ordenó Avantus y los grineer prepararon sus sierras. Abrí las puertas del salón y una oleada de infestados se estrelló contra un muro de sólidas hojas. Hubo una piscina de vísceras y sangre a nuestros pies. Un monstruo podría cortar a un grineer solo para toparse con otro. “¡Muévanse!” Ella gritó a los grineer para que marcharan hacia adelante, eran como un muro de muerte que evisceraban todo a su paso.
 
Alcanzamos las puertas del hangar al final del salón y nos preparamos para lo peor, del otro lado podría haber cientos. Avantus les dio un momento a los grineer para que recuperaran el aliento y preparan sus armas, luego ella me hizo una seña para quitar la cerradura. Todos nos preparamos a medida que se abría la puerta para… nada, no habían infestados, solo una solitaria nave al otro lado del inmenso hangar. Aliviada, corrimos hacia el gran espacio vacío del hangar.
 
A medida que nos aproximamos a la nave Avantus dijo, “Bilsa, abre la escotilla,” y luego añadió pero en voz baja, “Me asegurare que no hayan invitados no deseados en nuestro viaje.” Me acerque a una consola y los grineer me escoltaron por si surgía alguna amenaza. Avantus se paró en la entrada de la nave junto con unos pocos grineer respaldándola.
 
“Vienen más.” Dijo apuntando hacia el montón de infestados que venían de nuestra dirección. “Grineer, ataquen. ¡Vayan!” Ella gritó.
 
Los grineer estaban parados, sus hojas estaban listas pero no se movían de su sitio.
 
Indignada, ella gritó más fuerte esta vez, “Dije que vayan, ¡AHORA!” pero los grineer no se movían de la escotilla de la nave.
 
“Está abierta.” Grité, me di la vuelta justo cuando el grineer más grande atravesó su sierra justo en la espina de Avantus. El alto zumbido agudo del metal cortando el hueso sobrepasó sus gritos y luego ella colapsó hacia el suelo. Su atuendo de color blanco perla estaba ahora teñido de carmesí. Sus ojos muertos tenían su mirada fija en mí.
 
Comencé a correr pero me golpearon en la cara obligándome a caer de rodillas.
 
El grineer más grande se acercó y me dijo, “Ahora tú trabajas para nosotros. Haz que la nave encienda.”

 

Antiguo corrupto

“Ella está muerta,” dijo el Dax Menz, poniéndose impaciente.

 
“No, claro que no.,” Yo le contesté.
 
Nuestro transportador nos llevó de vuelta hacia la antigua ciudad central de Nueva Uxmal otra vez en dos días. Nos apresuramos hacia la entrada de las cámaras inferiores, un laberinto de túneles tallados en la roca. Detrás de nosotros marchaba un completo escuadrón de guardaespaldas y Moas.
 
Menz me preguntó, “¿Cómo estás seguro?”
 
“Hemos estado conectados por un siglo y medio, estoy seguro.” Me sentía extraño hablando en voz alta sobre algo que Remballa y yo teníamos entre nosotros. Ese sentimiento de unión, de ansiedad que emergía cuando uno de nosotros no estaba bien. Ese vacío que sentí cuando creía que la habían matado y la alegría cuando la conexión que teníamos regresó esta mañana.
 
Éramos gemelos nacidos con un propósito, clonados y modificados para conectarnos con el dispositivo Lora. Los orokin tienen un rostro imbuido con variaciones, hermoso y simétrico, pero nosotros teníamos los nodos Lora sobresaliendo de nuestros cuerpos. Su piel era sedosa, la nuestra era tejida de cintas de facia metálica que se deslizaba alrededor de nuestros cuerpos y hacia nuestro Dispositivo Lora incrustado en nuestras manos. Los hacemos sentir incómodos y ellos lo tienen muy presente, así es, hasta que enferman o son heridos y allí es cuando nos llaman salvadores. Aunque eso jamás me molesto, yo amaba a mi hermana y nos teníamos el uno al otro. Yo no iba a dejarla en medio de esta pesadilla.
 
Se veía una expresión de vacilación en la cara de Menz. Yo tenía autoridad para comandar pero si él se resistiera, los soldados lo seguirán a él. Necesitaba forzar su apoyo, “Si fueras Tenno, entonces no habrían preguntas.”
 
“Los traidores…” él se detuvo. “Mira, Remballa se fue. Los infestados la mataron ayer, ambos lo vimos.” Su frustración crecía, “Maldición, esta se suponía que sería una misión de rescate, no podemos…”
 
“Aún sigue siendo una misión de rescate,” Interrumpí, “¿Quieres retirarte Menz, o aún sigues siendo un Dax?” Sabía que le molestaba.
 
Menz se endureció. Jamás lo habían echado a un lado. Él no dejaría que su deber se le escapara de entre los dedos de nuevo.
 
Menz me miró fijamente de nuevo, “¿Estás seguro que quieres tomar el riesgo de convertirte en una de esas cosas por un sentimiento?”
 
Yo agité mi cabeza, la respuesta fue un sí, por este sentimiento.
 
“Muy bien Lorista Ontella,” Menz se volvió hacia su escuadrón. “Prepárense.”
 
Nos adentramos al pasadizo subterráneo, las luces de las armas iluminaban la piedra roja tallada a medida que marchamos hacia las profundidades en la oscuridad, antiguas tiendas y apartamentos, todos tallados en la roca hace eones. Esta ciudad era tan antigua como la atmósfera de marte. Todo era silencio, salvo los ocasionales estallidos de huesos bajo las pisadas de los solados. Tres días atrás esta era una vía pública muy transitada, ahora, pedazos de atuendos ensangrentados adornaban el camino como confeti. Emergimos desde los túneles hacia una cavernosa arcada, el camino antiguo del mercado. Aquí es donde ella me había llevado.
 
“Estamos cerca,” Dije.
 
“Aquí vienen,” gritó el Dax Menz y las criaturas comenzaron a lanzarse hacia nosotros por cada puerta y ventana. Todos los dientes, garras y ojos se veían… se veían muy familiares, ¿Qué clase de animales tienen ojos como esos?
 
“¡Formación en cuadrado!” Ordenó Menz. Nos atrincheramos junto a un muro y las Moas se movilizaron para formar un perímetro,  con los guardaespaldas detrás de ellos y yo en el centro.
 
Cerré mis ojos y me concentré en el dispositivo, con el cual podía sentir a cada uno de los guardaespaldas. Un sargento recibió una cortada en la pierna y dirigí mi energía hacia él, su herida se cerró y él volvió a luchar. Una rociada de ácido quemó a una soldado en el pecho, empuje mi energía hacia ella, cesando el dolor y revirtiendo el daño, ella vivirá. Esto era más difícil sin Remballa. Otro soldado fue mordido en la garganta, él está muriendo, no había nada que yo pudiera hacer, así que le ayude a cesar su dolor y lo deje ir. La cadencia de fuego cesaba, ¿Los habíamos hecho retroceder?
 
Abrí mis ojos para ver a los Moas incinerando a los últimos de los atacantes. Estaba drenado. No era un Lorista de combate, Remballa y yo éramos simples trabajadores, usados en desastres y brotes, no esto.
 
Sentí el resurgimiento de una conexión familiar, la energía de Remballa pasaba a través de mí. “Ella viene,” grité.
 
“¿Qué?” El Dax Menz volteo hacia mí.
 
“No lo sé,” Le dije apuntando hacia la salida del salón, “Ella viene desde esa dirección.”
 
“¡Más infestados!” Gritó un soldado que apuntó hacia la misma salida.
 
Una especie de figura arrastrando los pies hacia atrás. Este era diferente, grande y lento. Podía sentir a mi hermana allí de alguna forma, era tan poderoso. Las Moas abrieron fuego. Quería decirles que se detuvieran pero ¿Cómo? Sentía los rayos de plasma quemando a las criaturas y luego sentí a Remballa curándolos. ¿Por qué? Ahora sentía múltiples conexiones, la sentía muchas veces, no tenía sentido, hasta que lo tuvo; ella era esas cosas, todas ellas. Tomaron nuestro fuego y seguían viniendo. La sentía, no a ellos, las estremecedoras balas que desgarraban la carne y luego sentía como la carne se regeneraba. Ellos eran Loristas infestados, mi hermana los curaba, recreados como monstruos y justo aquí para matarnos.
 
Más de ellos se apresuraron a entrar. Sentía como eran curados también. Me concentré al igual que en la primera oleada cuando atravesaron nuestras filas. Los Moas fueron derribados, los soldados fueron atacados, los dientes desgarraron la carne. Estaba abrumado, no podía controlar la situación, su dolor pasó sobre mí y colapse. Una especie de mandíbula se pegó a mi pie. La infección latía en mis venas.
 
Y luego lo sentí, una nueva presencia, ¿Otro curandero? Ya había sentido esto antes, era ella, pero no podía… Entonces abrí mis ojos solo para ser cegado por un intenso destello, seguido por un estruendo, como un millar de copas de cristal rompiéndose contra el suelo. Todo quedó en silencio, los infestados estaban muertos. Ya no sentía nada.
 
Mi visión volvió a la normalidad. Estaba rodeado de cadáveres. Vi como algo corría, algo con rasgos de plata y oro. Se disparó hacia arriba de la pared de la caverna y hacia fuera en el sol arriba.
 
No tuve tiempo para pensar, recupere mi aliento y una onda de dolor surgió a través de mi cuerpo. La infestación había tomado mi pierna, pronto reclamaría el resto de mi cuerpo. Ya no me importaba, mi hermana se había ido, había llegado mi hora.
 
De repente, una sombra apareció sobre mí, yo mire. Era Menz, estaba vivo, el me miró fijamente sin hablar y luego desenfundó su gran hoja de combate y la levantó por sobre sus piernas.
 
“Menz espera,” Murmuré, “Lo siento.”
 
Con una repentina fuerza, su hoja bajo cortando con precisión mi pierna. Yo me contorsione con dolor.
 
Sus manos tocaron mis hombros, “¡Cúrate!”
 
La adrenalina debió haberme golpeado duramente en ese momento porque estaba atónito, él me había cortado la pierna infestada.
 
“Maldición Ontella,” Menz me estaba agitando fuerte esta vez. “¡Cúrate!”
 
El instinto se apoderó de mí, me enfoque y envié toda mi energía restante a través del dispositivo y hacia la herida. Logré detener el sangrado y neutraliza la toxina restante. Apenas lo logré, ya no me quedaba nada.
 
Menz me cargó sobre su hombro, “Nos llevaré devuelta al transportador,” y luego comenzó a alejarse de allí. Unos pocos sobrevivientes y robots se fueron con nosotros.
 
A medida que nos poníamos a salvo, tosí y le susurre a Menz, “Puedo sentirla otra vez.”
 
“Ella está muerta.”
 
“Si, lo está.”

 

Tripulante

Ellos abrieron la puerta de la cámara justo a tiempo para que pudiera ver el suceso; A la archimedian estallando en un destello, como jade y deslumbrante. Yo la conocía. Ella fue la más grande erudita en genética que haya existido. Sólo que ahora no era más que niebla y sangre.

 
Una voz resonante vino desde adentro de la cámara, “El proyecto tripulante ha sido cancelado. Envía al siguiente.”
 
Los rifles en mi espalda trataban de impulsarme hacia dentro. Caras ancianas llenaron las proyecciones del domo, inmensas, como un dios. Camine hacia el centro de la habitación y el olor a quemado ahogó mis pulmones. Todos los que estaban a mí alrededor miraban, aburridos, a medida que yo me arrodillaba sobre el oscurecido disco del juicio.
 
La proyección del ejecutor Ballas yacía frente a mí. Podía ver su pureza, su simetría, la belleza de sus relucientes y doradas iris. Su voz tronó, “Los principios son claros. Tu sentencia es la muerte. Que el Vacío te perdone.”
 
A medida que el disco del juicio comenzó a brillar yo me levante, respire hondo y hable, “Ella no te perdonará.”
 
La risa estalló entre las caras del domo. Otros se preguntaron “¿Qué fue lo que dijo?” Ballas solo sonreía, “A caso nos desafías, ¿Archimedian?”
 
“Sí. Mátenme y el imperio que juraron defender muere conmigo. ”
 
Ballas volvió su mirada hacia mí a medida que el disco del juicio comenzaba a oscurecerse. “Una apelación tiene un precio. Si fallas, tú y tus corpus pagarán caro.”
 
“Ellos ya sufrieron en este creciente desierto. Ya han pagado. ¿Acaso también sacrificaras los futuros de las realezas al ignorar mi solución?”
 
“Tu solución es una abominación, como tú, debe ser aniquilado.” Ballas hizo señas a un guardia en la esquina, “Presenten la evidencia.”
 
Las puertas de la cámara se abrieron y un montón de guardias entraron, formados con los cañones apuntando hacia dentro. A medida que alcanzaban el centro de la habitación, se iban separando, revelando un pequeño carro. En la cima del carro había una criatura inmóvil, no más grande que una mano. Su cuerpo era simétrico, tenía forma de estrella con una cáscara sin costura de materia oscura.
 
Una nueva proyección apareció disparada en el espacio, la proyección del ejecutor Tuvul, “Parece inofensivo.”
 
“¿Inofensivo?” Ballas exclamó mirando hacia Tuvul. El volteó hacia el centro del domo. “Muéstrales.”
 
A la orden, los guardias se alejaron del carro y se prepararon para apuntar sus armas. Su líder apuntó cuidadosamente y disparó una bala silenciosa al cuerpo de mi creación. Dos de sus miembros fueron arrancados revelando su gelatinoso y brillante interior.
 
El silencio se apoderó del domo mientras que Tuvul sacudía su cabeza. De pronto, la criatura se movió, convulsionando, la superficie dura comenzó a ondular. En un momento la herida se cerró y esa cosa estaba completa otra vez. A un lado de eso, otra máquina creció de sus partes cercenadas. Sin embargo, su superficie cambio, estaba más brillante, más endurecida, resistente a las balas.
 
Ballas miró triunfante a medida que las luces de voto aparecían en el disco del juicio.
 
Mi muerte estaba cerca, así que les grité, “¿A caso nuestro ancestros, quemados por el fuego, rechazaron su poder? No. Ellos conquistaron sus miedos y aprendieron a controlarlos. Los Siete Principios son un chiste.”
 
Sus proyecciones se precipitaron hacia mí, “Los orokin son ley y la ley es orokin. No somos flexibles. Tu apelación es denegada”
 
Tuvul interrumpió, “Nuestras leyes son sagradas pero no olvides El Plan, Ballas.” Su rostro puso su mirada sobre mí, “Otras incontables empresas han fallado a El Plan, ¿Cómo es que esta máquina completará su diseño?”
 
Traté de recobrar el aliento y hablar, “El cruce del sistema Tau es peligroso. La adaptación y replicación son el único camino en la que se puede hacer un viaje de terraformación. Ellos construirán un riel interestelar a medida que viajan, se adaptaran al planeta huésped y lo prepararán para nuestra llegada. Ellos los salvarán.”
 
Tuvul me miró con atención, “Y cuando completen su tarea, ¿Que evitará que se vuelvan contra nosotros, según los Siete Principios?”
 
“La falla.”
 
Los ojos de Tuvul se estrecharon, "¿La falla?"
 
“El Vacío es veneno para ellos. Una vez hayan alcanzado Tau, serán abandonados allí. El viaje a través del riel hasta aquí los destruirá. Sin importar el riesgo, el sistema Origen será…”
 
Ballas gritó, “¡Suficiente! El abandono de las leyes amenazará a todo el imperio. ¿Quién de ustedes lo arriesgará?” Ballas se veía cada vez más frustrado.
 
“El imperio ya está en riesgo,” dijo otro ejecutor llorando con la voz aguda, “O quizás tú no lo has notado desde tu acogedora posición en marte.” Hubo una ronda de aplausos y el disco del juicio se mantuvo sin cambios.
 
“Ballas, te falta consenso.” dijo el ejecutor Tuvul.
 
Su proyección parecía hacerse más pequeña hasta que finalmente rompió el silencio, “Archimedian Perintol, contra mi buen juicio,” su disgusto era palpable, “Tus apelaciones han sido aceptadas. Eres libre de irte.”
 
Una por una las proyecciones de cada ejecutor en el tribunal parpadearon apagándose y los guardias me acompañaron al salón. Me levanté extasiado cuando escuche sus pisadas detrás de mí.
 
“Lo hiciste mejor de lo que me esperaba,” era Ballas, el hombre, no la proyección. “Al parecer nadie conoce lo que realmente quiere hasta que tratas de quitárselo.” Él sonrió, “¿No estás de acuerdo, Archimedian?”

 

Corredor

“Primero, mi tripulación fue consumida y desgarrada. Luego mis segmentos fueron arrancados y destruidos. Ahora aquí estoy, cegado, sintiendo como crece a través de cada parte de mis sistemas fallidos. Y sin nada más que tiempo restante, Jordas se ve forzado a preguntarse, ¿Esta cruel infiltración en sus sistemas le traerán misericordia o una nueva pesadilla?”

 

Jordas, Cefalón de la nave, Fragata de tercera clase.

 

Guardia

He estado atrapada en esta nave por tanto tiempo que casi he olvidado cómo suena un Orokin de su rango.

Puse atención a cada palabra que él habló.
 
“Bilsa”, la voz de Alarez pulso desde mi consola, “Estamos aquí para ayudar pero necesito que esto se haga correctamente; has sido capturada por un…”
 
“…por un grineer”, le contesté en voz baja.
 
“¿Un grineer?” su escepticismo era palpable.
 
“Sí, su nombre es Veytok.”
 
“¿Él tiene nombre?”
 
“No me deja llamarlo de ninguna otra forma,” necesitaba que él me creyera pero estaba casi segura que estaba atónito. “Los otros grineer son diferentes, ellos son lentos y torpes pero ellos lo escuchan a él y le hacen caso. Debe ser alguna mutación-”
 
“Imposible,” esto confirmaba que no me había creído. “Algo como eso debió haber sido detectado durante la producción y destruido, solo los militares grineer son dotados-”
 
“Debería haber sido detectado pero no fue así,” yo interrumpí. “Mira, la única razón por la que sigo viva es gracias a las cerraduras genéticas. Soy de la clase Sectarus, así que el cefalón de esta nave solo me escucha a mí exclusivamente. El grineer me necesita. No tienes ni idea de lo que es vivir con estas-”
 
“¿Dijiste clase Sectarus?” ahora se mostraba interesado.
 
“…todo está muy sucio,” yo estaba divagando. “Sus manufacturas son inmundas. Mis atuendos han cambiado de amarillo a negro. Estoy tan cansada, ya ni me siento Orokin.”
 
“¿Dijiste que eras clase Sectarus?” su voz traicionó su impaciencia.
 
“Por supuesto, ¿Acaso tú no lo eres?”
 
“Vamos a iniciar el acoplamiento,” él contestó.
 
Miré por la ventana, la inmensa fragata ejecutorial comenzó a girar hacia nuestra pequeña nave. Su maravilloso exterior brillaba con el resplandor del sol. Como extrañaba esos corredores blancos con sus perfectos adornos dorados, todos ocupados en la gran estación Orokin discutiendo los negocios del Imperio. Yo pertenecía a esa nave, era mi derecho de nacimiento.
 
“Alto,” exclame entre un grito y un susurro, “no entiendes, él es peligroso. Hemos estado haciendo incursiones en otras naves, reuniendo grineers. Yo, he hecho cosas.” Podía sentir la emoción y el miedo en mi voz, “Yo… yo les ayude a formar una especie de ejercito.”
 
“Cierto, un ejército grineer,” él hizo una pausa por unos momentos y luego tomó un audible aliento, “Bilsa escúchame, sea lo que sea que hayas hecho, no tuviste alternativa. Sábes muy bien lo que ocurre en el sistema, sobrevivir es un honor.” Él me dijo.
 
“¿A que te refieres? ¿Qué está ocurriendo en el sistema?” Le pregunté.
 
“Los Ejecutores, el Consejo, todos ellos están muertos o perdidos, incluso la mayoría de los Sectarus se han ido, tal vez seas la última,” Su voz se rompió. “¿Lo entiendes? El sistema se está cayendo a pedazos pero podemos reconstruirlo.”
 
Había un ruido sordo afuera en el casco. ¿Ya se habían acoplado?
 
“¿Qué hay de los tenno?”
 
“¿Los traidores?” Él contestó. “Espero que se hayan ido.”
 
“Espera, ¿dices que en tu fragata ejecutorial no hay nadie de la clase Sectarus o ejecutores? ¿Cómo es que entonces la estás pilotando?”
 
Él ignoró mi pregunta, “Ya hemos acoplado. Rápido, abre la escotilla así podremos ayudarte.”
 
“Es muy peligroso,” le contesté, “ellos los están esperando. Ustedes serán masacrados.”
 
“Bilsa, no tienes idea de lo que está ocurriendo acá afuera. Todo está hecho un caos. Tienes suerte de que te encontráramos, no se puede confiar en nadie pero yo puedo ayudarte. Abre las escotillas.”
 
“No puedo, si abro esas escotillas ellos los mataran a todos ustedes. Solo hablenme por un momento. Ha pasado mucho tiempo.”
 
“Bilsa,” él comienza a levantar la voz. “Los orokin se han ido. La infraestructura, los rieles, nada funciona, todo ha sido cerrado,” ¿A caso él me estaba reprendiendo? “, la infestación está por todos lados, los disturbios…”
 
“…pero ellos te matarán-”
 
Alarez me dejó pasmada, “La luna se ha ido.”
 
“No tiene sentido Alarez,” yo le contesté.
 
“Ya nada tiene sentido,” él gritó. “¡Abre la puerta!”
 
“¿Alarez?”
 
“Lo siento, es solo que no tenemos mucho tiempo,” comienza a calmarse. “¿Dónde está este Veytok ahora?” Alarez preguntó.
 
“Todos los grineer están en la bahía de acoplamiento, no podrán pasar…” hice una pausa y me puse a pensar un momento, “espera, hay otra forma. La esclusa de emergencia, se extiende desde el túnel de mantenimiento, pueden pasar por allí hasta la parte más alejada de la nave.”
 
“Que evitará el contacto con cualquier grineer. Ahora si estas pensando como una Sectarus. ¿Estás sola ahora?” Alarez preguntó.
 
“Sí. Desde que vieron tu nave, es como si yo no existiera. Cuando vengas hasta aquí, trataré de sellarlos en la escotilla remotamente. Eso los debería retener por un tiempo, rápido.”
 
Miré una vez más al puente mugriento que se había convertido en mi hogar. Me paré sobre el elevador compacto que conectaba con la cubierta de la nave. En los niveles superiores estaba el cuarto de los sistemas usados para tener acceso a los segmentos principales de la nave. Miré hacia la esclusa en el techo cuando escuché un par de silbidos que venían de allí.
 
“Cefalón, ejecútalo ahora,” le ordené.
 
“Comprendido, Sectarus Bilsa,” respondió el cefalón de la nave.
 
Momentos después la esclusa se abrió. Ojos ennegrecidos me miraron a través de la máscara del casco del Dax. Él no dijo nada.
 
Me dirigí hacia él, “Bien hecho, Dax.”
 
Silenciosamente, el Dax escaneó la habitación con su rifle antes de dejarse caer y tomar posición enfrente de mí. En una rápida sucesión, tres guardias más cayeron tras él. Los guardias estaban ensangrentados y tenían cicatrices de batalla, su equipamiento no coincidía y estaban desgastados. Alarez les siguió, su simetría se había ido y sus ojos parecían entorpecidos, ¿Él realmente era de la clase Enginus?
 
“Gracias a las estrellas que están aquí.” Me acerque a él para darle las gracias pero el Dax me agarró.
 
“Capturenla,” dijo Alarez.
 
Él sacó un dispositivo el cual reconocí instantáneamente como un decodificador genético, ¿De donde él había sacado eso?
 
“Mis disculpas Bilsa, parecías muy dulce pero no puedo perder esta oportunidad,” él activó un interruptor en el decodificador. “Una muestra de tu código genético es todo lo que necesito para tener acceso total de la fragata ejecutorial.” Él apuntó el decodificador hacia mí. “Esto no dolerá.”
 
Mi piel instantáneamente se puso caliente y luego volvió a estar fría a medida que las ondas de radiación pasaban a través de mí, “Mírense,” les dije, “ustedes están igual de manchados que yo. Realmente se acabó ¿no es así?”
 
“¿El imperio? Eso me temo,” él bajo el decodificador.
 
“¿Me matarás entonces?” Le dije, tenía mi mirada fija hacia el suelo.
 
“Ya no puedes ordenarme o degradarme de rango,” él suspiró. “Y sí, te mataremos, pero primero le ordenarás a tu cefalón que corte el soporte vital a los grineer en la escotilla de la nave.”
 
“No puedo hacer eso.” Le respondí mirándolo.
 
Alarez sonrió, “Claro que puedes.”
 
“Desearía poder hacerlo pero ya le ordené al cefalón que abriera la escotilla. Ellos están en tu nave.”
 
La confusión pronto invadió la cara de Alarez justo como la gota de sangre que cayó desde la escotilla sobre el casco del Dax. Sus ojos voltearon justo a tiempo para ver el gran traje de Veytok caer sobre él, enterrando profundamente un machete en el pecho del Dax. Con eso, las puertas se abrieron detrás de mí a medida que la pequeña sala se llenaba de grineers, ellos no tenían ninguna oportunidad contra el guardia.
 
Alarez, el único que quedaba vivo, se quedó pasmado, “Bilsa, ¿Qué pasó?”
 
“Te advertí que no vinieras,” le contesté, “te dije que ellos los matarían a todos ustedes.”
 
Él estaba a un lado de él, “¿Estás trabajando con los grineer?”
 
“Alarez, tenías razón, el sistema es un desastre y no puedo confiar en nadie, pero estos grineer y yo, hemos llegado a un acuerdo.” Sonreí a medida que me arrodillaba, “Pero por favor, ¿Hablarías conmigo por un rato más? Estos grineer son tan torpes. ¿De dónde eres? No reconozco tu-”
 
Veytok agarró a Alarez y le cortó el cuello, el rojo de su sangre salpicó sobre mi ropa.
 
“Te dije que lo quería vivo,” le grité.
 
“No confiar,” él dijo. Sus palabras sonaban mas claras día a día. “Tenemos la fragata y el laboratorio. No lo necesitamos.”
 
“¿Siempre tienes que matarlos antes de que pueda hacerles una visita?” Yo le dije.
 
Veytok gruñó, “Eres grineer ahora, no necesitas visitas.”

Edited by chofranc
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