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Infierno Blanco


Acceler4t0r
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Una gran ventisca caía sobre nosotros.

Mientras caminábamos bajo la nieve, el blanco cielo de Europa nos gritaba, como si quisiera que nos fuéramos de ahí.

Nuestro escuadrón no estaba compuesto por más de 10 personas, entre nuestro sargento en jefe, algunos tripulantes armados, mi amigo investigador Lork, y yo, un simple científico que trabajaba para Lord Alad V. El resto, era solo maquinaria, entre Moas, Anti-Moas, y uno que otro Bursa. Todos avanzábamos con dificultad, incluso la maquinaria de la que tanto nos orgullecemos, parecía que se iba a congelar en cualquier momento, aunque bueno, con una temperatura de -50° incluso la misma ferrita se congelaría. Nos dirigíamos a una cueva, ubicada en el polo sur de esta luna olvidada. Drones investigadores habían descubierto un gran yacimiento de criótida. Eso es lo que se le había comunicado a la gran mayoría del conglomerado, pero las 10 personas aquí, junto con Lord Alad V sabíamos que eso era una jodida mentira.

-Hemos llegado, ¡enciendan sus luces! y cuidado con el suelo. Exclamo nuestro sargento en jefe. Nos encontrábamos a la entrada de nuestro objetivo. Encendí la lampara de mi casco, y me dispuse a entrar, manteniéndome detrás de un tripulante equipado con una Supra, y junto a Lork, con quien no había tenido la oportunidad de hablar durante este viaje.

-¿Qué crees que encontremos? Me pregunto.

-No lo sé, el informe preliminar mostraba manchas térmicas anormales en esta zona.

-¿Quizás alguna cámara con magma en su interior?, pregunto mi cercano amigo.

-No lo creo, la profundidad a la que fue escaneada no era más de 1 km. Si fuera magma o algo parecido estaría mucho más abajo.

-Tienes razón, solo espero que no nos ocurra nada peligroso como lo que le paso al grupo de exploración que fue enviado a Eris, de solo imaginármelo se me ponen los pelos de punta.

-Eso espero. Por las grabaciones que enviaron antes de perder contacto, todos debieron ser devorados por esa manada de infestado. Por cierto, tú no tienes pelo, eres calvo. Señale en un tono burlón, mofándome de la calvicie de mi amigo.

-Maldito bastardo. Dijo el, con una pequeña riza ahogada.

 El trayecto fue más bien corto, y menos accidentado de lo que pensé que sería. Mientras caminábamos, la sensación térmica fue subiendo, todo lo contrario a un lugar oscuro a la que no le llega la luz del sol como a la superficie, por lo que desactive parte del equipo térmico de mi traje, para adaptarme mejor a las nuevas condiciones ambientales.

Al cabo de unos 15 minutos de caminata, divisamos una luz al final del túnel por el cual avanzábamos.

-Preparen sus armas, no sabemos lo que nos espera.

Dijo el sargento en jefe, mientras sus subordinados se ponían en guardia y lo seguían.

Lork y yo los seguimos con cautela. Caminábamos hacia la luz seguidos de la maquinaria que traíamos. Cuando por fin salimos del túnel, la vista que nos esperaba era más que impresionante. La estructura frente a nosotros, rebosante del blanco más puro y del dorado más brillante, no era nada menos que una nave Orokin estrellada.

-Es más de lo que esperaba. Dijo Lork

-¿A qué te refieres?. Le pregunte, con un tono casi incrédulo.

-Escuche que Lord Alad movió la mayor cantidad de influencias posibles para mantener a Nef Anyo y Ergo Glast, fuera de esto. Era obvio que sería algo relacionado con la antigua guerra, aunque no me esperaba que fuera una nave entera. Dijo mientras se dirigía a un Moa ubicado atrás de nosotros.

-Oigan ustedes, es su turno. Mis hombres y yo resguardaremos la entrada, ustedes hagan lo que sea que tengan que hacer, y rápido, quiero volver a casa hoy. Exclamo el sargento, mientras le daba órdenes a sus subordinados para que cubrieran la entrada.

 Lork y yo nos dirigimos a lo que parecía ser la entrada de la nave, seguido de un grupo de Moas. Lork mediante una serie de comandos, les ordeno que atacaran la puerta congelada de la nave.

- ¿Qué crees que haya dentro?, pregunte mientras los Moas disparaban un láser concentrado que iba derritiendo el hielo de la puerta más rápidamente.

-Espero que haya algo que nos ayude a acabar con esta maldita guerra lo más rápido posible. Exclamo, mientras miraba el sensor de su muñeca, el cual le mostraba la profundidad del hielo que los Moas estaban derritiendo.

-Tienes razón. Escuche que la última maquinaria Grinner fue diseñada en base a planos encontrados en unas ruinas marcianas. Esos bastardos tienen mucha suerte encontrando cosas. Ahora que lo pienso, la mayoría de los Grinners son calvos, ¡quizás eso es lo que les da buena suerte! Dije en un tono un tono burlesco y con una sonrisa en mi cara.

 -¡Juro que uno de estos días tirare acido en tu jodida cabeza para ver cómo te crese el puto cabello!, Grito Lork, mientras me miraba con odio y se lamentaba por el inexistente cabello en su cabeza.

Mientras me reía, Lork hiso una seña, deteniendo a los Moas que estaban derritiendo el hielo de la puerta. La entrada estaba libre para nuestro paso.

-Y ahora viene lo bueno, le diré al Sargento que nos acompañe. Dije mientras daba media vuelta hacia atrás. De repente, sentí un escalofrió recorriendo mi espalda, uno más frio incluso que el frio que sentí en la superficie en la que brillaba el sol. Di media vuelta, mientras un mal presentimiento recorriendo mi cuerpo.

Una mancha negra salió rápidamente del interior de la nave, envistiendo todo lo que se encontraba a su paso, incluidos Lork, yo, y el grupo de Moas detrás de nosotros.

Caí al suelo estrepitosamente. Me costó levantarme, el solo golpe que recibí agito todo mi cuerpo, provocándome náuseas y enormes ganas de vomitar.  Vi a Lork tirado en el suelo, al igual que yo, intentando ponerse de pie. A lo lejos escuchaba golpes y disparos, junto a los gritos del Sargento a sus subordinados. De repente, todo se hundió en el silencio.  Logre con dificultad ponerme de pie. Lork hizo lo mismo, aunque con más empeño, su nariz y boca sangraban, por lo que el impacto que recibió debió hacer sido mayor. Iba a preguntarle cómo se encontraba, pero me detuve, al ver la expresión de temor eh incredibilidad que emanaba su rostro.

Di media vuelta, y lo que se presentó ante mis ojos, fue el espectáculo más grotesco que jamás haya visto. Picas de hielo salían del suelo, empalando a tripulantes y maquinaria por igual. Los que parecían haber escapado estaban desparramados por el suelo, algunos simplemente yacían en un charco de sangre, pero los que parecían haber corrido peor suerte, estaban desgarrados y mutilados. Piezas de maquinaria rota y partes humanas yacían tiradas en el suelo blanco, llenándolo, manchando el hielo con un rojo oscuro. Cerca de mis pies, a no menos de 10 metros, vi la cabeza cercenada del sargento. Estaba sin su casco, por lo que pude ver la desesperación con la que murió en su rostro.

Levante la mirada, y vi al artífice de esta horrible masacre, parado en medio de cuerpos y maquinaria mutilada. Era completamente negro, a excepciona de su cabeza, la cual tenia remates del dorado mas brillante. Llevaba un rifle en su mano izquierda, y una guadaña manchada con sangre en su mano derecha. La sombra negra se acercaba lentamente a nosotros. Intente moverme, pero mis piernas no respondían. Quizás fue el miedo, o el asombro, no sabría decirlo, creo que incluso moje y manche mis pantalones.

-Pr...Pr...Prrr...... Escuchaba a Lork intentar articular palabras. Obviamente no podía, la escena enfrente de nosotros dejaría mudo a cualquiera. 

La sombra negra seguía acercandoce a nosotros, no se encontraba a mas de 10 metros, pero parecía que el tiempo se hubiera detenido en el lugar. Finalmente escuche a Lork hablar, pensé que me diría algún plan para poder escapar de esa desfavorable situación, pero lo que dijo no sirvió de mucho, , era algo que ya había intuido en mi interior.

-Prr..Prrim..........Es un Prime...., es un jodido Prime...., fue lo que dijo mi atontado amigo, intentando gritar, pero solo exhalando una voz silenciosa y rasposa.

Si, era un Prime. Un Prime del antiguo imperio Orokin, y nosotros, lo habíamos despertado(o liberado) de su largo sueño.

La sombra negra seguía acercándose a nosotros. Cuando estaba a solo un par de pasos, movió su brazo derecho, de izquierda a derecha. Con tan solo esa acción, deje de sentir mi cuerpo. Ni mis piernas, ni mis brazos, ni mis manos. No sentía nada. Logre mover mis ojos. Trate de mirar en la dirección a la que estaba Lork, solo para darme cuenta de que el cuerpo de mi amigo estaba cubierto por una capa de hielo. A diferencia mía, sus ojos estaban inmóviles. Mi amigo Lork había muerto con los ojos abiertos de par en par, y con una expresión de asombro y miedo en su rostro. Volví a mirar al frente, yo era el siguiente en morir. la bestia negra dorada enfrente mio no dejaría a nadie vivo. Se acerco mas, se puso enfrente mio, miro directamente a mi cara con su rostro sin ojos. Ladeo un poco la cabeza, como si intentara buscar algo en mi. Levanto su mano derecha, golpeo 2 veces mi frente con su dedo índice. ¿Por que lo hacia? nunca lo supe. Lo siguiente que hizo fue dar media vuelta, como si se fuera a ir del lugar, dejándome a mi, vivo, pero completamente congelado, esperando una inminente muerte. Cuando estaba dándome la espalda, extendió una guadaña en su mano derecha, y agito su brazo rápidamente.

Lo ultimo que vi antes de morir, fue una cuchilla manchada con sangre aproximándose a mi cuello.

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